Capítulo 12.
—Tu hijo me acaba de echar porque dice que soy un mal pintor. Un niño de tres años me retó por salirme de las líneas.
Jackson parecía absolutamente indignado mientras le contaba a Jungkook la trágica situación. El castaño se dio vuelta levantando una ceja hacía el alfa rubio.
—¿Cuándo tengas un hijo también vas a hacer igual de insoportable?
—Absolutamente si.
—Me compadezco de Hana.
—Si, igual yo... Hey, no. Eso fue ofensivo.
El celular de Jack sonó y luego de contestar, se despidió de Jungkook diciendo "mi omega me necesita", saludó a Junseo con un beso en la frente.
Jungkook rio antes la desesperación de Jackson para salir de la casa, aunque esa risa solo duró hasta que vio a Junseo entrar por la puerta de la cocina con sus ojos húmedos.
—Papi —se quejó Jun. Inevitablemente Jungkook sonrió, había pasado una semana desde que Junseo le dijo por primera vez "papá" y la palabra aún hacía que su estómago dé un brinco.
—¿Qué pasó, bebé?
—Se rompió —levantó una hoja que estaba quebrada en uno de los bordes. Sus ojos brillaron y un puchero se marcó en su boca.
Jungkook hizo algunos pasos para acercarse y Junseo retrocedió con el miedo plasmado en su cara. El alfa frenó inmediatamente con sus orbes clavados en el niño.
—Junseo.
—Lo siento, lo siento. No quise romperlo, lo siento.
—Tranquilo. Fue un accidente. No pasa nada.
Jun se sentó en el suelo pegando sus piernas contra su torso y ocultando su cara entre sus rodillas. Jungkook, cautelosamente, se acercó al pequeño. Desenvolvió los brazos y tomó entre sus dedos el mentón de Junseo.
—Ángel, pase lo que pase, jamás voy a hacerte daño. No me tengas miedo, ¿bien?
—Lo siento.
—Jun, solo se rompió un poco la hoja, podemos recortarla y hacer una forma bonita o pegarla con algo de cinta. Deja de pedir perdón, por favor.
—Bueno —susurró mientras inclinaba su cabeza.
—Ven aquí —Jungkook se sentó en una silla y abrió sus brazos, el pequeño corrió y se subió hasta quedar sentando sobre los muslos—. ¿Por qué siempre haces eso con tu cabeza, Jun?
—¿Qué cosa?
Jungkook imitó la referencia que el niño hacía con su cabeza. Junseo lo observó con los ojos brillosos y limpiando sus lágrimas con sus manitos.
—Papá Won decía que si no hacíamos eso éramos malos omegas. Mamá y yo lo hacemos porque somos buenos —su voz salió finita y a Jungkook se le rompía completamente el corazón.
—Mi bebé —apretó al niño entre sus brazos—. Tú siempre eres un buen omega. Mami también lo es. No necesitas hacer eso conmigo, ¿si?
—¿N-No necesito?
—No, mi amor. Eres el mejor niño del mundo. Yo no soy Siwon, no necesitas demostrarme nada porque te quiero tal cual eres. Eres un niño, mi niño.
—Gracias, papi. Tú no eres como papá Won.
—No lo soy. Y tú no eres malo como él te hizo creer.
—Si-Siwon era muy malo —Jungkook asintió—. Pegaba a mami.
—¿Te pegaba a ti?
—Solo cuando me portaba mal.
—Junseo, solo quiero que sepas que nunca fue tu culpa, ¿bien? No hay justificación.
—Justificación —repitió el pequeño—. Me da vergüenza.
—¿Qué cosa?
—Fui débil, papá.
—Tenías solo un año, Jun. Eres un pequeño fuerte y te adoro por eso.
—A mami también le da vergüenza.
—Lo sé. Es algo que tengo que hablar con él también.
La puerta de la casa se abrió y Junseo saltó de las piernas de su papá para correr hacia la puerta. Unos rizos hicieron presencia en el momento que Jimin ingresó, había ido a una entrevista de trabajo en un supermercado.
—¡Hola, Jun!
—¡Hola, mami!
—¿Cómo estás?
—Bien, mami. Me divertí mucho.
—Me alegro mucho, Jun.
Jimin cargó al niño, quien enganchó sus piernas alrededor de la cintura del omega. El ojiverde dio algunos besos en las mejillas gorditas del niño y se acercó a Jungkook.
—Hola, Kook.
—Hola, cielo.
El omega dejó un suave beso en la boca de Jungkook antes de sentar a Junseo en la silla y dirigirse al baño para lavar sus manos. Cuando volvió su hijo lo estaba esperando con una sonrisa enorme, mostrando completamente sus pequeños dientes.
—Que sonriente estás hoy, cariño.
—¡Si! Porque papi dijo que soy fuerte.
Jungkook rio y dirigió su vista a Jimin. El omega se acercó hasta sentarse en el regazo del alfa, dándole un beso en la mejilla.
—Si, papá tiene razón. Él siempre tiene las palabras justas para hacerte sonreír, ¿no? —el niño asintió con su cabeza. Los brazos de Jungkook rodearon la cintura de Jimin.
—¿Cómo fue tu día, omega?
—Cansador. Quedaron en que luego iban a llamarme del supermercado, lo que probablemente significa que nunca me van a llamar.
Tiró su cabeza hacia atrás apoyándola en el hombro de Jungkook mientras que con su mano aun le hacía mimos en el cabello a Junseo, quien cerraba sus ojos para poder dormir. El niño se había subido a la pierna libre del alfa.
Luego de unos minutos el niño había quedado completamente dormido y Jungkook decidió que lo mejor era llevarlo a la cama. Cuando volvió de la habitación que habían preparado especial para el niño, Jimin estaba sentando en el sofá jugando con sus manos.
—No necesitas ese trabajo, lo sabes.
—Si lo necesito. Jun está creciendo y su crianza empieza a exigir otras cosas. Ni siquiera tengo dinero para hacerle una fiesta de cumpleaños como se debe —los ojos del omega estaban aguados.
—Pero me tienes a mi. Deja de querer hacer todo solo. Sé que no soy tu novio y que no me consideras tu alfa, Junseo me considera su papá y yo lo amo como si fuera mi hijo. Puedo ayudarte con él.
—La última vez que pude festejarle un cumpleaños bien a Junseo fue en su primer añito —dirigió su vista nerviosa a otro lado de la habitación—. Tuve que tener sexo con Siwon durante un mes para que me dé el dinero —luego de decir eso, rio seco, frío—. Fue horrible y y-yo no quería pero él no me dejaba trabajar.
Jungkook se paró y Jimin, prácticamente, se encogió en el lugar. Mierda, ¿por qué tenía que hablar tanto? ¿No podía simplemente callarse y ser un omega bonito? El alfa se arrodilló frente a él, pegando sus frentes y sosteniendo los muslos del omega entre sus manos.
—Nada de lo que te haya hecho Siwon es digno de un alfa. Él no merece ser llamado alfa y mucho menos merece que tú te pongas mal por él; sin embargo entiendo que te dé tristeza. Adoro tu independencia, adoro que trabajes y adoro que hayas criado de tan buena manera a Junseo. Dejar que yo te ayude una vez no te hace peor madre o peor omega, siento tanto que te haya tocado una persona que te hizo pensar lo contrario. No te pediría nunca sexo o cualquier cosa que tú no quieras por algo que hago por alguien que amo, como lo es Junseo.
—No te lo conté por eso —susurró Jimin—. Eres el mejor alfa del mundo, no tengo dudas de eso. Sé que jamás me harías lo que me hizo Siwon. Pero eso no sale de mi cabeza, me siento sucio y tú eres tan puro y bueno.
—No tienes la culpa ni responsabilidad por los actos que hizo el idiota ese. No me gusta cuando estás triste por una persona que no lo vale.
—Lo siento —murmuró.
—No pidas perdón. Seca esas lágrimas y dame un beso.
Jimin sonrió, pasando el puño de su camiseta manga larga contra sus ojos para sacar el agua acumulada. Colocó sus manos en el cuello del alfa y dejó que Jungkook lo envolviera completamente, pegando sus labios y estrechando el pequeño cuerpo del omega. El castaño lo levantó de donde estaba sentado para cambiar posiciones. El rizado quedó a horcajadas sobre los gruesos muslos de Jungkook.
—Eres un omega tan bueno —Jimin sonrió ante el cumplido—. Tan, tan bueno.
—Haces que me sonroje.
—Bonito —dejó un beso en el cuello del contrario.
—Tonto —volvió a pegar sus labios.
Los mimos y besos se hicieron presentes durante toda la noche. Habían subido a la habitación donde su noche de películas se había vuelto una guerra de besos y abrazos.
Culminó con un omega durmiendo aprisionado contra el torso del alfa, con unos fuerte brazos rodeándolo y muchas caricias en sus rizos.
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